El
Proyecto Educativo Nacional establece, en su segundo objetivo estratégico, la
necesidad de transformar las instituciones de educación básica de manera tal
que aseguren una educación pertinente y de calidad, en la que todos los niños,
niñas y adolescentes puedan realizar sus potencialidades como persona y aportar
al desarrollo social del país.
Es
en este marco que el Ministerio de Educación tiene como una de sus políticas
priorizadas el asegurar que: Todos y todas logran aprendizajes de calidad
con énfasis en comunicación, matemáticas, ciudadanía, ciencia tecnología y
productividad.
Lograr
este objetivo de política en el ámbito del ejercicio de una ciudadanía
democrática e intercultural surge como respuesta a una constatación, la escuela
debe recuperar su función de formadora de ciudadanas y ciudadanos,
transformándose en un espacio donde se vivan experiencias reales y
significativas para el ejercicio de derechos, el cumplimiento de
responsabilidades, la construcción de un sentido de pertenencia a una comunidad.
Una
escuela donde es posible dialogar y deliberar con juicio crítico sobre lo
público, donde las relaciones de convivencia parten del genuino reconocimiento
de los otros como legítimos otros, aceptando las diferencias y construyendo
consensos.
Ejercer
una ciudadanía democrática e intercultural parte de la convicción que los
niños, niñas, adolescentes y jóvenes, así como los docentes, son sujetos de
derechos; dispuestos a participar activamente en la renovación de su entorno
institucional y social; y aptos para arraigarse a la comunidad que los acoge y
representa.
Este convencimiento del sentido y finalidad de
la escuela exige una institución capaz de promover y desarrollar este
aprendizaje en todos sus espacios y escenarios, trascendiendo el aula y un área
específica.
Es
una responsabilidad que involucra a todos y, por tanto, una invitación a la
transformación de nuestras prácticas como docentes y directivos, renovando la
institución educativa en oportunidades de aprendizaje para la vivencia de la
ciudadanía, la democracia y la interculturalidad.
A
lo largo de la elaboración de esta propuesta nos han acompañado dos
experiencias claves a las cuales queremos reconocer: una peruana, realizada por
Tarea, Asociación de Publicaciones Educativas a partir del proyecto Educación
Democrática y Participación Estudiantil en Escuelas Públicas de Ayacucho y
Lima, desarrollado entre 1998 y 2000. La otra, la experiencia colombiana, del
Ministerio de Educación Nacional (MEN), de formación en competencias ciudadanas,
publicada en el 2006.
Se encuentra organizado en dos partes:
En la primera se presenta por qué el ejercicio de la ciudadanía es
un aprendizaje fundamental, qué papel tiene la escuela, y qué competencias y
capacidades se deberán promover.
En la
segunda parte, se desarrollan el sentido y estrategias de cada una de las
competencias ciudadanas (convivir, participar y deliberar democráticamente),
asumiendo que la articulación de las tres hace posible un ejercicio democrático
e intercultural en la escuela.